Nacionalizaciones

Nacionalizaciones en México

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¿Por qué México nacionalizó la industria petrolera en 1939?

Una de las causas subyacentes de la Revolución de 1910 fue el grado de influencia que los extranjeros ejercían en México. (Véase la pregunta sobre las causas de la Revolución Mexicana, en este capítulo.) Durante el Porfiriato, de 1884 a 1911, se otorgaron numerosas concesiones a los inversores extranjeros, que iban desde derechos de paso para los ferrocarriles hasta la explotación de los minerales del subsuelo, incluido el petróleo, un recurso con el que México estaba muy bien dotado. Los revolucionarios victoriosos expresaron un fuerte sentido de nacionalismo que surgió de la década revolucionaria entre 1910 y 1920 y que se codificó en la Constitución de 1917, incluyendo la asignación de todos los derechos del subsuelo a la nación mexicana y la estipulación de que el desarrollo y la explotación de cualquier reserva mineral fueran aprobados por el gobierno. Otro tema que surgió durante la década revolucionaria y que ayuda a explicar la nacionalización de 1939 fue el de los derechos de los trabajadores. Antes de la revolución se desalentaban las huelgas, pero los presidentes posrevolucionarios, empezando por Álvaro Obregón (1920-24), que contó con el apoyo de los trabajadores organizados para llegar a la presidencia, fomentaron el crecimiento laboral. En la década de 1930, uno de los sectores económicos en los que los conflictos obrero-patronales se hicieron más intensos fue la industria petrolera. A través de la junta de arbitraje laboral del gobierno, Lázaro Cárdenas, que llegó a la presidencia en 1934, legalizó más huelgas laborales durante su administración que cualquiera de sus predecesores.

Todo el petróleo de México era extraído por empresas estadounidenses y europeas. Un sindicato recién formado, cuyas demandas de mejores salarios y prestaciones fueron rechazadas por las compañías petroleras, llevó su caso a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, que falló a favor del sindicato y le permitió llevar a cabo una huelga legal. La Junta emitió una sentencia contra las empresas, exigiéndoles el pago de millones en salarios atrasados. Las empresas se negaron a cumplir la decisión y llevaron sus quejas a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que falló en contra de su apelación. El Presidente Cárdenas, ante la intransigencia de las empresas, la mayoría de las cuales se negaron a acatar la decisión del tribunal, decidió que no tenía otra alternativa que expropiar la mayoría de las participaciones de las empresas en México, creando la base de Petróleos Mexicanos (Pemex), la empresa estatal de México. El gobierno tasó el valor de esas participaciones, lo que también impugnaron las empresas. El Departamento de Estado de EE.UU. hizo una valoración independiente de su valor y consideró que el precio del gobierno mexicano era generoso y estaba por encima de la propia valoración del Departamento de Estado. Antes de que Cárdenas anunciara su decisión el 18 de marzo de 1938, era visto por muchos grupos en México, incluyendo la jerarquía católica, la comunidad empresarial, los mexicanos religiosos y la derecha política, de forma negativa y controvertida. Al día siguiente de su anuncio, la mayoría de los mexicanos respondieron instantánea, entusiasta y patrióticamente en apoyo a la decisión del presidente. Incluso la Iglesia católica realizó activamente colectas para ayudar a pagar a las empresas. Como ocurrió en otros lugares de América Latina y del Tercer Mundo, la decisión provocó un aumento del sentimiento nacionalista entre la población mexicana. El presidente José López Portillo (1976-82), estudiante universitario en aquella época, se vio influido años después en su propia decisión de nacionalizar los bancos de México por lo ocurrido en 1938. El legado político de Cárdenas tras esta decisión le convirtió en el presidente más popular de México durante el resto del siglo XX.

Revisor de hechos: Tom
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Nacionalizaciones en la Doctrina Mexicana

Podemos definir a la nacionalización o estatización como el acto jurídico unilateral por virtud del cual se establece que, en lo sucesivo, una determinada actividad económica queda reservada en forma exclusiva a la acción del Estado, expropiándose, en consecuencia, todos los bienes y recursos propiedad de los particulares, que habían venido desarrollando dicha actividad, con anterioridad a la intervención estatal…

La nacionalización debe diferenciarse de dos figuras jurídico-económicas con las que con frecuencia suele confundírsele: la mexicanización y la requisición: en virtud de que la primera exclusivamente significa la toma de control por parte de un grupo de inversionistas privados mexicanos de una empresa que anteriormente se encontraba controlada por extranjeros, es decir, la mexicanización, al no requerir de la intervención del Estados, sólo se presenta en el ámbito del Derecho Privado; en tanto que la segunda (la requisición) consiste en el control que en forma temporal el Estado asume de una empresa concesionaria de un servicio público que, por cualquier circunstancia, interrumpa o amenace interrumpir sus actividades. En este sentido, en su carácter temporal y transitorio lo que lo que permite distinguirla de la nacionalización, ya no va a implicar un caso de control permanente por parte del estado, si no tan sólo un medio de garantizar a la población usuaria de un servicio público, que la empresa concesionaria encargada de prestarlo va a seguir haciéndolo de manera continua e ininterrumpida, tal y como lo reclama la satisfacción de cualquier necesidad colectiva de interés general.

La nacionalización o estatización, al ampliar el campo de intervención del Estado en la economía mediante la creación de nuevas empresas públicas que habitualmente suelen revestir el formato orgánico de entidades descentralizadas (v. gr. Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, ambos productos de sendos de actos de nacionalización), es un medio indirecto también de generación de recursos financieros.

Libro fuente de la Definición anterior

Derecho Fiscal

Su Autor:

Adolfo Arrioja Vizcaíno

Cárdenas, Lázaro

Lázaro Cárdenas del Río (1895-1970), Presidente de México 1934-1940, nació en Michoacán y en su juventud se alistó en las fuerzas constitucionalistas, ascendiendo al grado de general. Elegido gobernador del estado de Michoacán en 1928, fue una opción popular para la candidatura presidencial en 1934. Una vez en el poder, aplicó inmediatamente el programa de reformas por el que es famoso, distribuyendo unos 20 m. de hectáreas de tierra, apoyando a los sindicatos en su lucha por una mejor remuneración y, en 1938, nacionalizando las empresas petroleras de propiedad extranjera, acción que aún se celebra en México como una demostración de independencia económica. En su retiro siguió siendo un héroe popular de la izquierda, pronunciándose en apoyo de Fidel Castro y de la Revolución Cubana. Está enterrado bajo el Monumento a la Revolución en Ciudad de México.

Revisor de hechos: Roberts

Recursos

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Notas y Referencias

Véase También

Historia Política, Estructuras Políticas, Política Moderna

Véase también (en general)

Bibliografía General

  • Luis Recasens Siches, Tratado general de filosofía del Derecho
  • Felipe Tena Ramírez, Derecho constitucional mexicano
  • Manuel Borja Soriano, Teoría general de las obligaciones
  • José Becerra Bautista, El proceso civil en México
  • Eduardo García Máynez, Introducción al estudio del Derecho
  • Jorge Carpizo McGregor, La Constitución mexicana de 1917
  • Gabino Fraga, Derecho administrativo
  • Mario de la Cueva y de la Rosa, El nuevo Derecho mexicano del trabajo
  • Ramón Sánchez Medal, De los contratos civiles
  • Ignacio Galindo Garfias, Derecho civil: primer curso
  • Rafael Rojina Villegas, Compendio de Derecho civil

Adolfo Arrioja Vizcaíno

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