Indigenismo

Las raíces del indigenismo moderno en México se encuentran en la Revolución Mexicana. La Revolución Mexicana dio lugar a una legislación (como la Constitución de 1917) que pretendía abordar los problemas históricos de los pueblos indígenas y campesinos de México, como el subdesarrollo, la tierra y la explotación. La política indigenista oficial mexicana entró en su fase más radical bajo el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940). La política indigenista de Cárdenas, sin embargo, tenía un fuerte tema integracionista y hablaba de «mexicanizar» a los indios más que de «indigenizar» a México. Cárdenas era un fuerte nacionalista mexicano, y su objetivo era incorporar a las masas indígenas rurales a la corriente principal de la cultura mexicana. Quizá la contribución más duradera de Cárdenas a la formación de políticas indigenistas oficiales fue su patrocinio del Primer Congreso Indigenista Interamericano (a menudo conocido como el Congreso de Pátzcuaro), que tuvo lugar en Pátzcuaro, en el estado de Michoacán, en 1940. Este congreso hizo que se tomara conciencia de la necesidad de abordar las cuestiones indígenas, ya que reunió a delegados de todo el continente americano. Como era habitual en el movimiento indigenista, no se trataba de una reunión de pueblos indígenas u organizaciones indígenas, sino de personas no indígenas que a menudo estaban motivadas por un interés paternalista en mejorar la vida de las poblaciones indígenas de sus países. El indigenismo es la política pública y las instituciones que se ocupan de las necesidades educativas, económicas, sanitarias y sociales de la población india, con el objetivo subyacente de asimilar a los indios a la cultura dominante. A primera vista, esas políticas parecen ser beneficiosas para el bienestar del imperio colonial, pero también sirvieron para marginar aún más a los pueblos indígenas en las comunidades de reasentamiento conocidas como congregaciones (o reducciones). Estos reasentamientos se encontraban cerca de los pueblos, donde las bolsas de trabajo (obrajes) podían venir de las comunidades nativas para ayudar a los proyectos de obras públicas que desarrollaban la infraestructura interna de los pueblos (municipios), pero poco hacían por el campo.