Economía Social

Economía Social en México en México

[aioseo_breadcrumbs] [aioseo_breadcrumbs] Nota: Véase información acerca del movimiento cooperativo en México.

La Economía Social y Solidaria (sus Valores)

La economía social y solidaria (ESS) como alternativa al neoliberalismo es relativamente reciente, no más de un par de décadas, aunque sus antecedentes pueden rastrearse desde el mismo nacimiento del capitalismo industrial, como fue la fundación de la Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale en Gran Bretaña. Esta cooperativa nació como respuesta a la crisis de empleo generada por el proceso de transformación productiva de la época, ya que la situación de desempleo generada para los habitantes de esta ciudad les llevó a convertirse en la primera cooperativa de consumo para la compra de sus productos de primera necesidad. Si bien es cierto que antes de esta cooperativa hubo otras, lo destacable de su fundación es que esta sociedad cooperativa emitió lo que hoy conocemos como los Principios de Rochdale, que son asumidos por el cooperativismo mundial moderno, y que no son más que una serie de principios de participación democrática de sus socios, de interés comunitario, de solidaridad y no de individualismo.

Aunque el cooperativismo (véase más detalles), por sus propias características, es, o debería ser, una expresión de la economía social y solidaria, esto no necesariamente ocurre, según algunos de los resultados de nuestra propia investigación. Por su misión, como mencionamos, las cooperativas adscritas a la economía social y solidaria son sólo aquellas que funcionan de manera democrática (con una organización y administración horizontal), sostenible (responsables con el medio ambiente) y solidaria (que responden a las necesidades de la comunidad y sus socios). Lo anterior es, por supuesto, una definición y clasificación controvertida; sin embargo, permite hacer una primera distinción clara entre aquellas cooperativas con conciencia de equidad social, que actúan de forma sostenible y solidaria con aquellas que carecen de al menos una de estas propiedades. Así, podemos encontrar cooperativas que nacen con el único propósito de mejorar, en diferentes proporciones, los ingresos de sus organizaciones a través de la venta de sus productos o y que pueden, por tanto, tener una actitud hostil o irresponsable hacia las personas de la propia cooperativa, así como hacia la comunidad y/o ser depredadoras del medio ambiente. La interpretación de algunos de los hallazgos de nuestra investigación nos permite identificar algunas de las aparentes que dan lugar a estas externalidades del cooperativismo ideal, y que requerían una mínima contextualización del territorio como se ha hecho.

La Economía Social y Solidaria desde las Epistemologías del Sur
Se consideró que la investigación sobre la economía social y solidaria en el territorio requería una perspectiva teórica diferente a los cánones establecidos por la ciencia normal, tanto en las ciencias sociales en general como en la ciencia económica en particular, así como atreverse a utilizar tanto una visión alternativa, como son las Epistemologías del Sur, como una metodología que se ajuste a esa perspectiva, ya que la investigación es fenomenológica.

Con base en ello, se presenta una perspectiva teórica de un modelo de desarrollo de comunidades específicas en Brasil, Colombia y México, según un programa intercultural que vislumbra la recuperación de los aportes de las culturas originarias, y de alternativas de innovación social a partir de lo observado en el campo. Se pretende aportar información para la creación de una base teórica conceptual y metodológica para el trabajo comunitario en la perspectiva de las epistemologías del sur, tomando como referencia las experiencias cooperativas identificadas en estos países. Los objetivos propuestos se refieren tanto a las expresiones del monocultivo como a las ecologías propuestas por Boaventura de Souza aplicadas a los proyectos estudiados y a describir y reinterpretar su situación.
Además, la base teórico-metodológica requiere evidenciar algunas variables e indicadores que puedan servir como parámetros de información aplicables en futuras de investigación, lo que implica describir el proceso en el que se encuentran los actores estratégicos de las cooperativas solidarias respecto a la alienación ideológica al mercado capitalista (concebido como eje de construcción del bienestar social, en el sentido de los economistas clásicos y del Óptimo Paretiano) y la nueva visión holística de la economía social y solidaria.

El objetivo es recuperar conocimientos en el campo de la microdialogía estrategias y prácticas en las intersubjetividades de las cooperativas y proyectos colectivos que permitan comprender los procesos de generación y reproducción de los imaginarios sociales, para tratar de visualizar los aportes de las culturas originarias a partir del diseño de instrumentos de percepción de la economía social y solidaria, y posibilitar la generación de insumos para la presentación de propuestas de políticas públicas y orientados a la reducción de las desigualdades sociales, las asimetrías en la construcción del poder y la relación sustentable entre el ser humano y la naturaleza.

El objetivo es examinar la necesidad de llegar a racionalidades más complejas que superen la percepción occidental de totalidad impuesta, transformando nuestra realidad más allá de la comprensión; lo anterior implica, como argumenta el autor, combatir la razón metonímica desde una sociología de las ausencias y así evitar la reproducción de lo inexistente para los poderes hegemónicos.

La literatura identifica estas ausencias de sus fuentes generadoras de monocultivos. Vamos a repasarlas:

  • De conocimiento y rigor: donde el conocimiento «científico» descalifica a otro conocimiento. La forma que adopta es la ignorancia.
  • De tiempo lineal: considera el avance de la historia como un pasaje lineal; los países del futuro son los desarrollados, civilizados; los otros son los atrasados, los primitivos. Su forma es residual.
  • De la naturalización de las diferencias: las diferencias entre pobres y ricos, blancos y no blancos, hombres y mujeres, etc., son «naturales». Su forma es «inferiorizar».
  • De la escala dominante: siempre hay una escala dominante en las cosas; se estructura bajo la égida del mundo desarrollado, el universalismo o la globalización; lo local no cuenta. Toma la forma de lo local o de lo privado.
  • Del productivismo capitalista: el desarrollo de una sociedad se concibe sólo bajo el crecimiento económico del mercado; la naturaleza y el ser humano son partes utilizables y desechables; su forma «improductividad».

De tal manera, esta racionalidad capitalista nos lleva a concebir que quien no la comparte es: ignorante, residual, inferior, local o particular e improductivo. Para ello, se propone confrontar la monocultura con cinco ecologías:

  • De saberes: incorporar los saberes no occidentales al conocimiento universal y utilizarlos como espacios contrahegemónicos.
  • De temporalidades: respetar y dar sentido a los tiempos que están fuera de la linealidad hegemónica de la historia.
  • De reconocimiento: eliminar las diferencias que denigran, humillan o menoscaban a las personas y quedarse con las que son propias y no hieren.
  • De la «transescala»: pasar a la glocalización.
  • De productividades: rescatar las formas de producción no capitalistas que humanizan al ser humano.

Las epistemologías del sur, en este sentido, consideran que no hay justicia social global sin justicia cognitiva global. Como vemos, el objetivo era localizar la forma en que se expresan los monocultivos y las ecologías descritas por los agentes estratégicos de las cooperativas de Campinas, Pereira y Acapulco.

En este punto, es necesario destacar que la economía social y solidaria se ha objetivado en la construcción de un nuevo tipo de cooperativas, cuyo centro de conformación es la reciprocidad, entendida como un valor central de las Relaciones Humanas, «una reciprocidad que resurge y se expande como:

  • Organización de la producción, el intercambio o la distribución, y la reproducción;
  • Asociada a la comunidad como estructura de autoridad colectiva;
  • La igualdad social de los individuos dentro de la diversidad y la heterogeneidad de las identidades individuales y colectivas;
  • Horizontalidad de las relaciones entre los individuos de todas las identidades, a partir de las diferencias entre los sexos y las sexualidades;
  • Las relaciones de uso y reproducción con otros seres vivos y
  • Una cultura de corresponsabilidad en la existencia del universo (o «Bioeconomía»).

Observaciones

Se pueden destacar las siguientes:

Del conocimiento

Una constante en la mayoría de los proyectos observados es el bajo nivel educativo de sus integrantes; sin embargo, el uso de los conocimientos propios tiene un impacto real en los proyectos rurales, no así en los urbanos.

En el primer caso, creemos que se debe a la naturaleza de los productos (artesanías y alimentos de diversa índole, entre otros) porque éstos tienen características que son el resultado del conocimiento histórico de la comunidad. Así, pudimos encontrar una rica variedad (en todos los sentidos) de propuestas de artesanías, alimentos y dulces típicos de la región que no sólo eran una clara expresión de sus profundos conocimientos, sino que también mostraban evidencias de la conservación y el enriquecimiento cultural de su territorio (esto se observó particularmente en la Amazonía brasileña y en las zonas rurales y costeras de Acapulco, en México y Pereira, en Colombia). En casi todos los casos, cabe destacar que la presencia del espíritu y el conocimiento de los proyectos en cuanto a la preservación y el cuidado de la naturaleza fue evidente, así como una concepción y promoción de la economía social y solidaria perfectamente clara en los casos estudiados en Colombia y México, no así en los de Brasil. Sin embargo, un aspecto que los entrevistados señalaron fue la constante apropiación de sus propios conocimientos por parte de las corporaciones empresariales del sector privado, sin recibir ningún tipo de reconocimiento por parte de las mismas. Sin embargo, hay casos como los de Acapulco, México, donde los propios cooperativistas han creado espacios de reproducción de sus conocimientos con un claro impacto en el territorio, como es su «Escuela Campesina».

Si bien los productos de los proyectos urbanos son más bien parte de la modernidad más cercana, se requiere de un conocimiento más bien nuevo, ausente en la historia cultural de los proyectos del territorio en cuestión. Esto ha llevado a que el empresariado sea más dependiente del conocimiento externo del mercado, alejándose de su propio conocimiento. Esto no significa que la innovación en el emprendimiento esté ausente; por el contrario, hay una clara voluntad de construir conocimientos propios que impactan en el proceso técnico de producción, o en los ofrecidos por el proyecto (que en algunos casos eran propuestas plausibles), en mayor o menor grado, y que se transmiten de los cooperativistas más antiguos (con mayor conocimiento y arraigo al proyecto) a los más jóvenes en la mayoría de las observaciones realizadas.

En cualquier caso, lo que predomina en cada tipo de proyecto es la clara necesidad de vender, lo cual es totalmente comprensible. El problema es que el mercado parece acabar orientando su trabajo diario y subsumiendo su propio conocimiento, que se aleja de los valores de la economía social y solidaria.

Por otro lado, lo que también se observó es que, regularmente, los gerentes de las cooperativas suelen ser los que tienen mayor escolaridad, en uno u otro tipo de emprendimiento; esto, al parecer, tiene que ver con los espacios geográficos (en el caso de las rurales) y laborales (en el caso de las urbanas), ya que en el primer caso, es común notar la ausencia de oportunidades educativas, dada la escasa oferta educativa en el territorio y, en el segundo, que las cooperativas urbanas tienden a absorber a las víctimas del desempleo, en general las que tienen menos recursos para su formación y educación.

En ambos casos, el Estado parece estar ausente de su obligación de formar y educar a los ciudadanos, tanto por su negligencia como por su incapacidad para hacerlo. Cabe destacar, por otro lado, que una observación constante en los proyectos fue la presencia de la Iglesia Católica, no sólo en el proceso de creación de las cooperativas, sino en su desarrollo y consolidación, lo que se percibe como una dependencia del proyecto (al menos de sus administradores) hacia esta institución, aunque esto no fue del todo excluyente de otras propuestas religiosas en los proyectos observados.

De las temporalidades

Aunque los cooperativistas, en general, mantengan la esperanza en el éxito de su proyecto, en el ambiente observado hay una percepción de incapacidad para llegar al cambio. Más claro aún, la esperanza de la cooperativa de base parece refugiarse en la y el apoyo externo más que en sus propias capacidades, particularmente en los casos de México y Brasil y, en mucho menor medida, en Colombia. La esperanza que se basa en sus propios recursos se expresa principalmente en los líderes de los proyectos y en quienes los acompañan (asesores), es decir, en los agentes estratégicos de la economía social y solidaria (como los investigadores universitarios y la iglesia). Esto ha dado lugar a que si bien existen propuestas estructuradas y activas de redes de economía social y solidaria, éstas parecen estar apoyadas, fundamentalmente, por los agentes «externos» que «arrastran» los proyectos detrás de ellas.

La asesoría técnica de los universitarios y el apoyo logístico de representantes o aliados de la iglesia parecen ser el andamiaje en la construcción de la economía social y solidaria en los territorios estudiados en la literatura. Así, por ejemplo, las leyes vigentes de apoyo y promoción de la economía social y solidaria, en sus diferentes expresiones, suelen ser traducidas al territorio por los universitarios, así como los vínculos con las diferentes instancias gubernamentales relacionadas con ellas. Así, divorciando la de los promotores de la práctica de los empresarios de la economía social y solidaria en el territorio. A pesar de estos desencuentros, la economía social y solidaria va cubriendo diferentes espacios en un lento pero firme caminar en los aspectos técnico-productivos, legislativos y de marketing, así como en el corazón ideológico de la economía social y solidaria. Si bien se observa una falta de impacto más profundo de los valores de la economía social y solidaria entre los cooperativistas y su entorno, es más claro en los casos mexicano y brasileño que en el colombiano.

De reconocimiento

Uno de los aspectos que consideramos trascendentales e indispensables en la consolidación de una alternativa contrahegemónica a la visión neoliberal de la economía son los valores inculcados en el proceso de construcción de la economía social y solidaria. En este espacio, consideramos que hay expresiones proyectuales que parecen denotar condiciones favorables para avanzar en la propuesta alternativa, ya que es evidente el liderazgo real de las mujeres en los proyectos estudiados (aunque no formal, como veremos); además, hay una clara ausencia de contravalores como el machismo, el racismo, la homofobia o la intolerancia religiosa, principalmente en Colombia y México, no así en Brasil. Quedan algunas señales por superar, como la alta presencia de hombres en los consejos de administración o comisiones ejecutivas de las unidades productivas (más evidente en México y Colombia que en Brasil) así como la existencia declarada de egoísmo en las relaciones interpersonales o la desconfianza entre los cooperativistas.

De la transescala

En el ámbito de los impactos que las jerarquías de distinto tipo suelen provocar dentro de los proyectos, podemos señalar que en algunos casos con mayor profundidad que en otros, los miembros de los órganos de dirección aparecen distanciados y claramente diferenciados de la base de los cooperativistas, aunque consideramos que en la mayoría de los casos no existe una intención perversa de generar esta situación, sino que encontramos un tipo de disposición desde la base cooperativa para generarla. Debemos aclarar que somos conscientes de que una cosa es la distribución de y otra las jerarquías administrativas y de poder, tanto en el ámbito rural como en el urbano. Sin embargo, no queda claro si la participación democrática es un acto cotidiano o al menos se practica en los momentos especiales de toma de decisiones trascendentales.

Un aspecto a destacar es que junto a las productivas típicas de la unidad casi siempre encontramos de ocio, culturales y deportivas, entre otras, que acompañan al trabajo económico, tanto en Colombia como en México y Brasil. Esto es más evidente en el área rural que en los urbanos, lo que demuestra la identidad cultural de los proyectos en relación con su territorio y un profundo sentimiento de arraigo en los casos estudiados en los tres países.

De las productividades

Una constante que se identifica en el autodiagnóstico de los proyectos observados es su percepción de los requerimientos financieros para aumentar su productividad, que se basa en la necesidad permanente de apoyo gubernamental; esto es más notorio en los casos estudiados en Brasil y México y en menor medida en los de Colombia, sin que ello signifique que ya no exista ningún tipo de apoyo por parte del Estado. Sin embargo, las perspectivas de seguir adelante con la red de apoyo de otros proyectos de la economía social y solidaria están presentes, de diversas maneras, en todos los casos, sin desconocer las condiciones de crisis económica de cada país.

La relación entre el desarrollo de los proyectos colectivos estudiados y el desarrollo de sus miembros parece no estar del todo alineada; esto es más evidente en los casos brasileños ya que en las preguntas de los grupos focales sobre sus expectativas personales, muchos de ellos manifestaron explícitamente su carácter de miembros transitorios de los proyectos mientras encontraban algo mejor, un trabajo fijo que les garantizara su futuro, con seguridad social y jubilación; es decir, pensaban en la seguridad material que no veían en la cooperativa. En este sentido, parece que los valores de la economía social y solidaria no estaban tan arraigados como se desearía en los sujetos de base, y aunque esta situación apareció más claramente en los casos brasileños, también estuvieron presentes en los casos colombianos y mexicanos, aunque en mucha menor medida. Si bien es destacable que los agentes estratégicos de cambio han promovido y apoyado la participación consciente y democrática en los proyectos, también es cierto que es evidente la dependencia, a veces evidente y a veces sutil, de la base respecto a los líderes de los proyectos, lo que lleva a no hacer suyo el ideal de transformación ni a concebirse como verdaderos agentes de cambio desde la base.

Así, se percibió que existe un mayor interés por preservar técnica y financieramente el emprendimiento como plataforma para la seguridad de empleo e ingresos monetarios, lo que lleva a considerar la necesidad de seguir profundizando en la investigación de la problemática de la cooperativa, del ser colectivista y solidario, como elemento central de la descolonización o desalienación de los sujetos estratégicos de la otra economía. Un elemento a destacar es que los proyectos de Colombia y México tienen muy clara la necesidad del cuidado y preservación del medio ambiente como parte integral de su actuación; en los casos brasileños también existe esta disposición de manera consciente, aunque en menor medida. Sin embargo, en este sentido, se vuelve a presentar una percepción constante en los espacios anteriores de participación de los proyectos, y es que la claridad de los valores de respeto a la naturaleza está muy firme en la vanguardia de todos los proyectos, pero no es tan evidente en los participantes de base. Por ejemplo, en el caso de las cooperativas rurales de Brasil, asentadas en una isla del Amazonas, la que convierte su territorio en una región protegida les parece una limitación para su desarrollo como cooperativas porque limita o incluso prohíbe las actividades de explotación comercial del territorio, incluida la pesca comercial.

Revisor de hechos: Tom

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