La historia económica de México desde 1982 ha estado marcada por las reformas económicas neoliberales que devolvieron las instituciones financieras a manos privadas, disminuyeron las restricciones a la inversión extranjera, aumentaron el comercio de forma espectacular (desde 1995) y redujeron el control estatal sobre el trabajo y otros actores sociales (desde 2000). A pesar de estos y otros cambios significativos que promueven el crecimiento y el tamaño del sector privado, ciertos rasgos notables siguen caracterizando el modelo económico capitalista de México. La opinión de los ciudadanos sobre el control de la economía por parte del Estado frente al sector privado sigue estando fuertemente influenciada por la herencia constitucional y vivencial del siglo XX. Aunque la economía se recuperó en 1996, el gobierno tuvo que volver a endeudarse y el país siguió siendo muy vulnerable a las crisis externas, como la crisis de Asia Oriental de 1997 y la devaluación rusa de 1999. El crecimiento anual del PIB aumentó a finales de los años 90 y alcanzó el 6,6% en 2000. En 2001, sin embargo, el PIB disminuyó un 0,2% debido a la caída de la demanda de los Estados Unidos. En 2002 se registró un crecimiento del 0,7%. La tasa anual de inflación en 2002 fue del 4,2% y la tasa oficial de desempleo del 2,8%, aunque esto ocultaba una tasa de subempleo muy elevada, gran parte de ella en el sector informal.