El Plan de Ayala fue una proclamación política promulgada por el jefe revolucionario mexicano Emiliano Zapata, dentro de la Revolución Mexicana el 28 de noviembre de 1911, en el que desconoció al gobierno del presidente Francisco I. Madero, a quien acusó de traicionar las causas campesinas. En dicho plan, los zapatistas llamaban a las armas para restituir las tierras a los campesinos, pues se sostenía que las tierras habían sido arrebatadas al pueblo por caciques, hacendados y terratenientes, y deberían ser devueltas a sus dueños originarios. El revolucionario del norte, Pascual Orozco, también se adhirió al plan de Ayala en febrero de 1912, Madero encargó a Victoriano Huerta enfrentara a las tropas de Orozco, quien fue derrotado, aunque en realidad, Orozco nunca tomo en cuenta el plan zapatista en su programa político, ya que sus objetivos eran contrarios a los de Zapata. Cuando Victoriano Huerta asumió el poder ejecutivo gracias a un golpe de estado y asesinando a Madero en 1913, Orozco se unió al usurpador y Zapata, indignado por la conducta de Orozco, hizo reformas al plan de Ayala, en las cuales ahora desconocía a Huerta como presidente y declaraba a Orozco traidor a la Revolución (de hecho, Zapata fusilo al padre de Orozco, al mismo tiempo que rechazo la propuesta que le hacía Orozco cuando trataron de convencer al caudillo del sur de que se uniera a Huerta),tomando el mando de las tropas adheridas a dicho plan Emiliano Zapata, quien declaro que no descansaría hasta que ambos traidores fueran derrotados y que los ideales del plan de Ayala se hicieran realidad. Zapata rompió con Madero y publicó su propio plan de acción, el Plan de Ayala, que contenía promesas de reforma agraria. Los seguidores de Zapata, los zapatistas, sobrevivieron a los repetidos ataques de las fuerzas de Madero y empezaron a apoderarse de las tierras de los grandes terratenientes del sur. Zapata y sus seguidores continuaron su lucha durante los sucesivos gobiernos de Victoriano Huerta y Venustio Carranza. Zapata siguió luchando por las reformas propuestas en el Plan de Ayala hasta que uno de los seguidores de Carranza asesinó a Zapata en 1919.