Inversión en Sostenibilidad

La Inversión en Sostenibilidad en México

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  • La Inversión en Sostenibilidad en México

    Un artículo interesante sobre este tema es «Evaluación de la sostenibilidad de las inversiones verdes de México en el camino hacia París», escrito por Banacloche y colegas, publicado en junio de 2020 en la revista «Energy Policy», en inglés. El artículo evalúa seis impactos socioeconómicos y medioambientales diferentes de las inversiones verdes relacionadas con el despliegue de fuentes de energía renovables (FER) previstas por el Gobierno de México y las propuestas por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) para alcanzar los compromisos del país con el Acuerdo de París.

    Se presentan a continuación algunos extractos de dicho artículo, pero traducidos al español:

    México se encuentra entre las quince mayores economías del mundo. Se espera que se sitúe entre las diez mayores economías en 2030 y que se convierta en la sexta en 2050, superando a países como Japón, Alemania y el Reino Unido. Por desgracia, el crecimiento de México se está logrando a costa de su medio ambiente y su sociedad, y se está convirtiendo en uno de los países más desiguales de la OCDE (OCDE, 2013). La tasa de crecimiento anual compuesto de México fue del 4,8% del PIB en el periodo 2010-2017, y se estima que el crecimiento económico mexicano provocará un aumento de las emisiones de CO2 (Gobierno de México, 2015). Además, la contaminación atmosférica es la mayor preocupación medioambiental de la población e impone costes significativos a la economía (OCDE, 2013). Aunque México tiene uno de los niveles más bajos de emisiones de CO2 per cápita de la OCDE, en 2016 ocupó el 12º lugar mundial en emisiones de CO2 procedentes de la combustión de combustibles, y el país está muy expuesto a los riesgos del cambio climático (AIE, 2016, 2015). Debido a la mezcla de energía primaria intensiva en combustibles fósiles, las emisiones de CO2 procedentes de la producción de electricidad y calor en México representaron el 34,5% de las emisiones totales procedentes de la combustión de combustibles en 2018 (AIE, 2018); este fue el nivel más alto de actividad contaminante en México, superando al del transporte.

    En este sentido, la industria eléctrica es un sector clave para lograr la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), la autosuficiencia del suministro energético (Santoyo-Castelazo et al., 2014), el desarrollo sustentable (Wagner et al., 2016). La eficiencia energética y las fuentes de energía renovables (FER) son los dos pilares principales de la transformación energética necesaria. Juntas, pueden proporcionar el 90% de las reducciones de emisiones de CO2 relacionadas con la energía en el mundo que se requieren para mantener el calentamiento por debajo de los 2 °C (49% y 41%, respectivamente) (IRENA, 2018). Las emisiones de la fase de generación de energía a partir de FER han demostrado ser muy inferiores a las de las tecnologías convencionales de generación de energía basadas en combustibles fósiles. Es por ello que el 95.2% de los países bajo el Acuerdo de París incluyeron políticas de despliegue de renovables.

    En 2015, el suministro total de energía primaria (STEP) de FER en México fue de 15.5 de un total de 187.3 millones de toneladas equivalentes de petróleo (Mtep) (8.3%). En cuanto a la generación de electricidad, 46,7 TWh (15,2% de la generación total de electricidad) procedían de fuentes renovables (AIE, 2017). México está dotado de abundantes recursos naturales (Huacuz, 2005). El país es líder en energía geotérmica, y su potencial hidroeléctrico y tanto eólico como solar es notable (Alemán-Nava et al., 2014; Hernández-Escobedo et al., 2010; IRENA, 2015; Pérez-Denicia et al., 2017). Además, México ha sido una de las partes no incluidas en el Anexo I más activas desde la ratificación del Protocolo de Kioto en 2000, realizando importantes esfuerzos en la comunicación de los inventarios nacionales de emisiones de GEI. También se convirtió en la primera economía emergente en presentar sus Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional (INDC, por sus siglas en inglés) dentro del Acuerdo de París (NRDC, 2017). Sin embargo, la cuota de las energías renovables en la producción de electricidad no ha aumentado a lo largo de los años, e incluso descendió del 20% en 2000 al 18% en 2010 (OCDE, 2013). Este fenómeno debe invertirse. Para cumplir con el Acuerdo de París, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) (Naciones Unidas, 2015) y el Plan Estratégico Nacional para el Desarrollo (PND) mexicano (Gobierno de México, 2013), se necesitan inversiones verdes que fomenten las energías renovables.

    El propósito del presente estudio es evaluar si México está logrando un rendimiento relevante en la consecución del bienestar en términos de reducción de emisiones, crecimiento económico y creación de empleo mediante el despliegue de FER. Estos análisis integrados relativos a los impactos medioambientales, económicos y sociales para abordar la sostenibilidad suelen denominarse evaluaciones de triple resultado (TBL, por sus siglas en inglés). La investigación se centra en una comparación del despliegue detallado de FER (excluida la energía nuclear) propuesto tanto por el Gobierno mexicano como por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) para alcanzar sus respectivos objetivos de capacidad instalada de suministro de energía de bajas emisiones y de reducción de emisiones. La comparación de ambas propuestas permite evaluar la brecha entre los planes energéticos nacionales actuales y la propuesta de IRENA para alcanzar los compromisos mexicanos con el Acuerdo de París. Este despliegue puede entenderse como inversiones verdes, ya que se trata de infraestructuras verdes relacionadas con inversiones en energías limpias que reducen las emisiones de GEI y de contaminantes atmosféricos, sin reducir significativamente la producción y el consumo de bienes no energéticos. La estrategia de mitigación debe verse como una oportunidad para mejorar el desarrollo de la economía y, finalmente, reducir la pobreza y la desigualdad en consonancia con los ODS. Las inversiones ecológicas evaluadas en esta investigación implicarían una mitigación prevista equivalente en CO2 una vez que las nuevas instalaciones se desplieguen por completo. También crearán nuevos puestos de trabajo en muchos sectores que contribuyen al desarrollo sostenible. Sin embargo, su construcción, funcionamiento y mantenimiento aumentarán las emisiones que deben tenerse en cuenta a la hora de alcanzar el pico de emisiones previsto. Para ello, se realiza una evaluación TBL para valorar los impactos socioeconómicos (empleos, valor añadido y producción total) (Jarvis et al., 2011) y medioambientales (huella material, uso del suelo, consumo de agua y emisiones de GEI) (Steen-Olsen et al., 2012) de las inversiones programadas en FER y los gastos de funcionamiento y mantenimiento que conllevan. El modelo que desarrollamos es un modelo input-output multirregional ampliado (EMRIO) que permite considerar tanto los impactos directos como los indirectos del despliegue de las FER en México, incluyendo todas las cadenas de valor globales.

    Una vertiente reciente de la literatura explora las implicaciones macroeconómicas de las inversiones en energía verde. Los enfoques metodológicos son variados -véase la revisión de Jenniches (2018) o la de Cameron y van der Zwaan (2015) sobre el impacto en el empleo- y van desde el análisis del ciclo de vida -véase, por ejemplo, Stamford y Azapagic (2014)- hasta los modelos de equilibrio general computable y el análisis input-output. Aunque este último enfoque se basa en supuestos que no tienen en cuenta ni los cambios en los precios ni las funciones tecnológicas y de producción, su fuerza reside en la simplicidad del modelo y en el número relativamente limitado de supuestos en comparación con modelos de equilibrio general más complejos. En este sentido, el análisis input-output se ha convertido en un enfoque ampliamente utilizado, y los estudios sobre inversiones verdes son amplios, relacionados con el Empleador, la energía eólica y solar, los impactos más evaluados, y las tecnologías, respectivamente. En el caso de México, Rodríguez y coautores analizan los impactos económicos, ambientales y sociales de utilizar electricidad termosolar (STE) en lugar de un ciclo combinado, desarrollando una perspectiva de Marco para la Evaluación Integrada de la Sostenibilidad y cuantificando los resultados TBL en un escenario alternativo en el que las centrales STE en 2030 han sustituido al ciclo combinado de gas natural.

    Crecimiento de la Inversión en Sostenibilidad en México

    Las inversiones sostenibles ocupan un lugar cada vez más destacado en las instituciones públicas y privadas de México. El reciente auge de los bonos temáticos subraya el compromiso de las empresas con las comunidades y el medio ambiente, y está directamente relacionado con su rendimiento en el mercado, coinciden los expertos.

    En finanzas, la sostenibilidad reconoce el vínculo entre el éxito financiero y las prácticas empresariales responsables. Para los inversores, la sostenibilidad significa incorporar los factores medioambientales, sociales y de gobernanza (ASG) a los procesos de toma de decisiones, reconociendo que las empresas que prosperan a largo plazo son las que sortean los retos al tiempo que tienen un impacto medioambiental y social positivo, según los expertos.

    Entre 2020 y 2022, el gobierno mexicano fue testigo de un notable aumento del 419% en la emisión de bonos verdes. Para agosto de 2023, estas inversiones habían alcanzado los 122.010 millones de pesos mexicanos (6.700 millones de dólares). Además, los fondos de pensiones gestionados por las Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORE) han cambiado sus criterios de inversión para dar prioridad a las consideraciones ASG.

    Las estrategias de las AFORE consisten en hacer del ahorro de los trabajadores un factor preponderante en los criterios de inversión ESG. Además de ofrecer buenos rendimientos, estas inversiones también fomentan comportamientos sostenibles, incluyentes y responsables en las empresas. Esto crea un círculo virtuoso de inversiones, empleos y empresas de mayor calidad.

    El mercado de bonos temáticos del sector privado también ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años. En este sentido, las empresas que han adoptado sólidas prácticas de gobierno corporativo, han reducido las emisiones de carbono y han demostrado su compromiso con la comunidad local, están siendo reconocidas por los inversores a nivel nacional e internacional.

    Según el Monitor Empresarial de Reputación Corporativa (MERCO), las empresas mejor valoradas en México por su responsabilidad ESG en 2022 fueron Bimbo, Grupo Modelo y Nestlé. Además, en el último ranking MERCO para 2023, Bimbo y Grupo Modelo ocuparon la primera y segunda posición de Empresas con Mejor Reputación en México, según informa MBN. Esto sugiere que la adopción gradual de compromisos medioambientales y sociales en las principales empresas nacionales está repercutiendo directamente en su rendimiento general.

    Las inversiones que siguen criterios ASG ofrecen ventajas más allá de su impacto social y ambiental, incluyendo una mejor administración del riesgo y un desempeño operativo superior, generando así mayores rendimientos. Morningstar, una empresa estadounidense de servicios financieros, informa de que en un periodo de 10 años, el 80% de los fondos de inversión sostenibles han superado a los fondos tradicionales. Además, el 77% de los fondos ESG emitidos en la última década han persistido, frente a sólo el 46% de los fondos tradicionales.

    Entre 2016 y agosto de 2023, se canalizaron aproximadamente 277.400 millones de MX$ a través de una oferta combinada de 83 bonos en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). Los bonos sustentables llevan la delantera con el mayor número de emisiones, totalizando 31 ofertas. Les siguen los bonos ligados a la sostenibilidad, con 24 emisiones. Además, ha habido 19 emisiones de bonos verdes, ocho de bonos sociales y una de bonos azules, dedicados a financiar proyectos relacionados con la preservación y conservación del agua, los océanos y los ecosistemas marinos.

    La BMV destacó que los sectores con mayor participación en la financiación de bonos temáticos han sido los productos de consumo frecuente, con un 17,06%, seguidos de los servicios financieros, con un 15,17%, las telecomunicaciones, con un 13,96%, las infraestructuras, con un 12,48%, y la banca de desarrollo, con un 12,45%.

    En 2023, varias empresas entraron en el mercado de bonos temáticos. Entre ellas se encuentran la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el Fideicomiso Fondo Especial para el Financiamiento Agropecuario (FEFA), América Móvil, la desarrolladora de vivienda IDEI, Fibra Educa y BBVA. Los fondos recaudados se enfocarán en proyectos de energía renovable, desarrollos inmobiliarios con bajo impacto de generación de carbono y productos adaptados a la economía circular, en el caso de BBVA.

    En los últimos años, México ha surgido como una tierra prometedora para la inversión sostenible, atrayendo la atención de los inversores que buscan oportunidades ambiental y socialmente responsables. El gobierno mexicano fue testigo de un aumento del 419% en la emisión de bonos verdes de 2020 a 2022, alcanzando los 122.010 millones de MX$ (6.700 millones de USD) en agosto de 2023. Este repunte de los bonos temáticos ha posicionado al país a la vanguardia del liderazgo en financiación sostenible en América Latina.

    Sin embargo, México y América Latina siguen rezagados en materia de regulaciones ESG. En este escenario, las empresas que tienen una estrategia clara para la parte de gobernanza de ESG tienen más probabilidades de tener éxito. El éxito depende de la adopción de un enfoque descendente en el que la alta dirección adopte de todo corazón las estrategias ESG, garantizando un efecto cascada en toda la organización, desde el equipo financiero hasta los aspectos comerciales y las dimensiones culturales». Esta integración global es lo que buscan los inversores que aspiran a un compromiso holístico con los principios ASG.

    Las empresas deben divulgar esta información para que los bancos y otras empresas sepan cómo lo están haciendo en términos de sostenibilidad. Sin embargo, deben tener cuidado con divulgar demasiada información. Las empresas que no tienen un objetivo claro tienden a informar en exceso y a ocultar la información relevante que necesitan los inversores y las partes interesadas. Se necesita una norma mundial, como la ISSB, para ayudar a las empresas a saber qué tipo de información deben divulgar, de modo que las partes interesadas sepan a qué atenerse y hacia dónde pueden dirigirse con esa empresa.

    Tener parámetros específicos para cada industria es clave para que las empresas eviten informar en exceso. CIAL Dun & Bradstreet, por ejemplo, se enfoca en abordar información que podría no ser comúnmente divulgada bajo los estándares ESG globales debido a la falta de conciencia sobre su relevancia. Es imperativo que esa información no divulgada se comunique, especialmente en el caso de las empresas incluidas en listas de vigilancia.

    Más allá de la presentación de informes, los bancos y otras empresas deben ver acciones, estrategias y objetivos reales dentro del sector. Este enfoque global es fundamental para atraer inversiones centradas en la sostenibilidad, subraya van der Lof. El reto consiste en actualizar estas estrategias para garantizar las inversiones necesarias. También es necesario un plan de transición creíble que incluya métricas específicas, indicadores, objetivos a corto plazo y planes reales para atraer préstamos vinculados a la sostenibilidad, afirma Calvet.

    La sostenibilidad en la inversión es más que una tendencia; significa una transformación duradera en la forma en que los bancos y los inversores evalúan a las empresas y se atraen a ellas. Las empresas que integran consideraciones éticas, sociales y medioambientales no sólo son resistentes, sino que están preparadas para el éxito en un panorama mundial cambiante.

    Revisor de hechos: Mix

    3 comentarios en «Inversión en Sostenibilidad»

    1. Evolución de las tecnologías de energías limpias en México: Se prevé que México se convierta en la séptima economía mundial en 2050 (PwC, 2017). Sin embargo, el crecimiento de México se ha logrado a expensas de su medio ambiente y su sociedad, exponiendo al país a graves riesgos de cambio climático. México está dotado de abundantes recursos energéticos (fósiles y renovables).

      La electricidad es fundamental para apoyar el desarrollo económico en las economías emergentes. La generación de electricidad a partir de fuentes de energía limpias puede ayudar a satisfacer las necesidades de la sociedad, como la creciente demanda de electricidad, al tiempo que se cumplen los retos globales contemporáneos (por ejemplo, el cambio climático). Este documento pretende describir cualitativamente el desarrollo de las tecnologías de energías limpias en México utilizando un marco analítico multiperspectivo. Mediante la integración de un marco metateórico para las transiciones energéticas nacionales y de conceptos centrales de la literatura sobre combinaciones de políticas para transiciones sostenibles, se desarrolla una serie de hechos estilizados para describir cualitativamente la evolución de las tecnologías de energías limpias en México desde 1879 hasta 2021. La teoría de la gobernanza interactiva se utiliza como marco analítico para sintetizar estos hechos estilizados destacando el papel y las interacciones entre tecnologías, actores e instrumentos políticos en los procesos de gobernanza. El estudio de caso reveló que el constante crecimiento de la demanda de electricidad en México ha exigido explorar diferentes fuentes de energía y tecnologías disponibles a lo largo del tiempo. La disminución de las reservas nacionales de petróleo y gas, la creciente preocupación por las cuestiones medioambientales y los acuerdos mundiales sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero han sido los principales impulsores del desarrollo de las energías limpias y la eficiencia energética en México. Sin embargo, en un estudio se han identificado y discutido diferentes barreras para una transición hacia las energías limpias en México: (1) el acceso a unos vastos recursos de petróleo y gas en el pasado reforzó la posición de los regímenes incumbentes de los combustibles fósiles, desplazando a los nichos tecnológicos de las energías limpias; (2) la falta de inversión en investigación, desarrollo e innovación en energías limpias; (3) los paradigmas políticos han cambiado en función de las necesidades (dinámicas) de la sociedad y de los intereses sociopolíticos a favor de la generación de energía con combustibles fósiles. Para superar estas barreras y permitir una transición hacia un sistema eléctrico de energías limpias en México, se han identificado y debatido múltiples instrumentos políticos.

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    2. Penetración de la captura de carbono en el horizonte 2050 de México y una evaluación de la sostenibilidad de la política mexicana de CAC. Por lo tanto, sus decisiones tendrán un impacto global y es probable que influyan en los objetivos del Acuerdo de París. Históricamente, México ha sido un país activo en la lucha contra el cambio climático. Después del transporte, el sector eléctrico es la principal fuente de emisiones de GEI en el país (35,8% y 34,7% de las emisiones de CO2 en 2018, respectivamente). Se espera que México se convierta en la sexta economía más grande en 2050. Según la base de datos EDGAR, en 2019 fue el país más contaminante de América Latina y el 13º del mundo, en cuanto a emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Últimamente, la nueva Administración ha desviado su estrategia energética de la vía renovable hacia el refuerzo de las fuentes de energía convencionales. En este contexto, deben desplegarse nuevas políticas para cumplir los objetivos del Acuerdo de París. En este escenario, la tecnología de captura y almacenamiento de carbono (CAC) puede contribuir a reducir las emisiones de CO2 como vía para transformar a México en una economía baja en carbono a largo plazo. Sin embargo, las fases de construcción y de operación y mantenimiento conllevarán impactos medioambientales que deben tenerse en cuenta. Este documento evalúa las inversiones en captura de carbono necesarias para el aumento previsto de la capacidad de las centrales eléctricas de gas natural hasta 2050 y su impacto en la producción, el valor añadido, el empleo, el cambio climático, la acidificación, el consumo de agua y los efectos en la salud humana. Se utiliza un análisis de insumo-producto multirregional ampliado desde el punto de vista medioambiental (EMRIO) para abordar las políticas mexicanas para el periodo 2020-2050. Los resultados muestran que la inversión en tecnologías de captura en México permite una reducción neta de las emisiones de carbono en México que se persigue a un bajo coste (33 EUR/tCO2). Esta política de mitigación tiene importantes cobeneficios adicionales en términos de valor añadido nacional y creación de empleo de media y alta cualificación. En cuanto a los impactos ambientales, la mayor parte de ellos se producen en la central eléctrica debido a la quema del gas natural consumido.

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    3. Transformar los temas y las métricas en discusiones financieras supone un reto importante para las empresas, ya que implica no sólo reconocer estos aspectos como riesgos financieros potenciales, sino que también requiere el establecimiento de estructuras y procesos de gobernanza sólidos. Algunas empresas tienen problemas para relacionar el esfuerzo de los informes y las estrategias ESG con un retorno de la inversión (ROI), añade, pero para los bancos de inversión, una empresa que tiene una estrategia ESG clara es más atractiva que las que no la tienen.

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