Partitocracia

Partitocracia en México

[aioseo_breadcrumbs][rtbs name=»informes-juridicos-y-sectoriales»][rtbs name=»derecho»]

Partitocracia en el Derecho Parlamentario

Introducción General

De partito que significa dividido, participio pasivo de partire dividir, más kratía que significa autoridad, de krátos, fuerza, poder.

Desarrollo de Partitocracia en este Contexto

Este término designa el fenómeno del control del poder político por parte de los partidos; es decir, las organizaciones políticas son las que marcan la dirección del gobierno. Si bien, desde una óptica del derecho electoral, la plataforma promovida por los partidos políticos durante una campaña electoral en busca del sufragio mayoritario, pretende convertirse en programa gubernamental al ganar la elección, existe una separación entre lo que es partido y gobierno, cada uno tiene un campo de acción definido, al primero le corresponde la praxis política y al segundo el ejercicio del poder. La partitocracia va más allá de esta noción, ya que el objetivo de los partidos políticos no sólo es arribar al poder, sino tener una exacerbada intervención en el proceso de toma de decisiones. El tratadista Giovanni Sartori distingue tres tipos de significados sobre el término partitocracia: 1. Partitocracia electoral: el poder del partido de imponer al electorado que lo vota el candidato preelegido por el partido. 2. Partitocracia disciplinaria: el poder de imponer al propio grupo parlamentario una disciplina de partido, y más exactamente, un comportamiento de voto que no es decidido por el propio grupo parlamentario, sino por la dirección del partido. 3. Partitocracia literal o integral: la fagocitación partidista del personal parlamentario: para decir que una representación que se afirma en primera instancia en la vida civil es sustituida por una representación de extracción estrictamente partidista-sindical, burocrática o de aparato.

Más Detalles

El ejemplo más claro de este tipo de sistema político atípico, porque escapa de la clasificación tradicional, es Italia, que a lo largo de medio siglo ha construido una partitocracia, es decir, un régimen en el que el poder recae en los partidos (en sus dirigentes) más que en las instituciones políticas que señala su Constitución. Los impugnadores censuran que aunque los partidos son la más elevada expresión del pluralismo político, y les toca encauzar la voluntad electoral y pugnar por la demanda ciudadana, han acabado por falsificar ésta y mediatizar la voluntad popular y los cambios que estos proponen y existen. El predominio de los partidos no sólo ha perjudicado la vida del Parlamento italiano, sino al parlamentarismo eje del sistema demoeuropeo, lo que se puede observar en los siguientes puntos: a) La concertación entre los partidos suplanta a las instituciones constitucionales; b) su voluntad toma el lugar del parecer ciudadano a la hora del elegir gobernantes; c) el reparto de los encargos de gobierno entre los partidos coaligados quebranta las reglas corrientes de la administración pública; y d) los arreglos a los que arriban los coaligados han impedido la alternancia.

Algunos Aspectos

Los autores italianos más acreditados apuntan que la partitocracia ha diluido el poder constitucional, de modo que el entendimiento entre los partidos explica que el Presidente de la República, el Jefe de Gobierno, el gabinete, los ministros y el parlamento no ejerzan sus facultades constitucionales plenamente; las decisiones emanan de los partidos, quienes instauran por sus negociaciones a quienes deben encabezar los órganos de Estado. La hegemonía de los partidos no es ajena a la prolongadísima estabilidad del elenco de los partidos, puesto que no había aparecido ninguno importante en medio siglo en Italia, y los que han venido actuando tienen votantes verdaderamente fieles. Este fenómeno tuvo una variante con la elección de abril de 1996, la victoria de la coalición centro izquierda cambió el paisaje político de Italia. Por primera vez en la vida de la República, el Partido Democrático de la Izquierda (PDS) forma parte del gobierno, gracias a la estrategia de alianzas entre progresistas, católicos y fracciones políticas del centro, bajo el símbolo llamado El Olivo, coalición que logró obtener la representación mayoritaria en las dos Cámaras del Parlamento. Si bien en la democracia de nuestros días el papel estelar se confía a los partidos políticos, Italia es objeto de acerbas críticas porque ha extremado su poder para formar en casi 50 años una partitocracia. Lo cual no ha permitido el desarrollo pleno del supuesto régimen parlamentario que tiene ese país, el cual retomara en 1948 con la expedición de su Constitución, producto de un referéndum en el cual el pueblo italiano rechazó el camino de la monarquía. En este sentido, la partitocracia en Italia ha venido a suplantar al régimen parlamentario, no sólo en cuanto a forma de gobierno, sino que en la práctica los dirigentes partidistas hacen a un lado las facultades del órgano legislativo, para dar paso a negociaciones políticas. La idea del parlamento no está peleada con los partidos políticos; al contrario, requiere de éstos para conformarse y nutrirse de hecho, podemos apuntar que las organizaciones políticas tienen su origen en el parlamento; de ahí, que cada uno de estos entes sean parte fundamental en toda democracia, situación muy diferente, a que alguno de ellos intente sustituir al otro en sus funciones. Es decir, Italia cuenta con un sistema político formal-constitucional (el parlamentario) y otro de tipo real (la partitocracia) que hace a los partidos los grandes interlocutores de la política (JAVIER OROZCO GÓMEZ).

Fuente principal: Diccionario Parlamentario (México)[1]

Recursos

Notas y Referencias

  1. Diccionario Universal de Términos Parlamentarios, Secretaría de Servicios Parlamentarios, Dirección General de Bibliotecas, México

Bibliografía

LUCAS MURILLO, Pablo (coord.), Italia, en Sistemas políticos contemporáneos, Teide, Barcelona, 1984.

SARTORI, Giovanni, Elementos de la Teoría Política, Alianza Editorial, Madrid, 1992.

STAMMEN, Theo, Sistemas políticos actuales, Ediciones Guadarrama, Madrid, 1976.

Deja un comentario