Simplificación de Procedimientos Penales en México
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Visiones sobre Simplificación de Procedimientos Penales en el Derecho Penal
Publicados primero por el INACIPE, 2007:
Reflexión Crítica
TAL SIMPLIFICACIÓN ha sido siempre un ideal de la justicia que busca celeridad y eficacia. El mandato constitucional del artículo 17, en su párrafo segundo, es muy claro: «Toda persona —dice en lo conducente— tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial.» Pero desde la promulgación de la Constitución de 1917 hasta la fecha, la impartición de la justicia en México ha sido todo lo contrario. Ha faltado voluntad política para aplicar en la especie el texto supremo, como sucede con tantos rubros del mismo. El descuido lo pagamos hoy con graves repercusiones en la incidencia alarmante de la criminalidad. «Después del niño ahogado, tapar el pozo.» Importa que se tape a la mayor brevedad posible (con reformas de ley atinadas, distribución de recursos adecuados, capacitación de personal, etcétera); o la mayoría de los mexicanos, y hasta extranjeros, caeremos en él. RAÚL CARRANCÁ Y RIVAS (Autor)
Reflexión Crítica
SOPORTAMOS, prácticamente en toda nuestra vida independiente, el error de atenernos a una justicia lenta y compleja en sus manejos. Los mexicanos nos perdemos en procedimientos y condicionamientos cada vez más llenos de obstáculos. Estamos lejos del viejo ideal manifestado en nuestra historia, o sea, la necesidad de una justicia pronta y expedita. Esto se obtiene sobre todo (pero no únicamente) con una gran e histórica simplificación de procedimientos. Nuestro sistema administrativo y jurisdiccional en materia penal es viejo y muy desgastado. Requerimos de una gran reforma procesal. JUVENTINO V. CASTRO Y CASTRO (Autor)
Reflexión Crítica
EL SISTEMA de justicia penal mexicano, por lo general, a nadie ha dejado satisfecho; la víctima tarda mucho en obtener la reparación del daño sufrido, el inculpado puede pasar años esperando en ser sentenciado y la sociedad se desespera ante la lentitud del aparato de justicia. Pero hay algunos que consideran que nada pasa en nuestro país (afortunadamente cada vez son menos) y dicen que al cabo «se está apegado a Derecho». Es urgente cambiar las reglas que rigen los procedimientos para simplificarlos para que se terminen en un plazo razonable; sin embargo, se debe pensar en la manera de hacer compatible el grado al que llegue esa simplificación con el respeto a las garantías individuales y a los principios del Derecho Procesal Penal; esta encrucijada no es fácil de resolver; los teóricos esperan pacientemente encontrar respuestas; la sociedad no lo hace con tanta paciencia. MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ VÁZQUEZ