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Obras Artísticas en México en México

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¿Cuál fue el impacto cultural de la Revolución Mexicana en la pintura, la música y la literatura?

La Revolución Mexicana de 1910 influyó en muchos aspectos del desarrollo de México, pero se sabe relativamente poco del tremendo impacto que tuvo en la cultura dentro y fuera de México. Los aspectos sociales de la ideología revolucionaria influyeron en el contenido, la metodología y la filosofía del arte, la música y la literatura. De estos tres ámbitos culturales, el arte fue el más afectado. Una generación de artistas, como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, creía que la pintura debía ser un medio accesible para todos los mexicanos, independientemente de su clase social.

Estos artistas argumentaban que si pintaban sólo en lienzo, su arte sería apreciado sólo por un pequeño grupo de mexicanos que podían permitirse comprarlo y tenerlo en sus casas y oficinas. Su opinión fue compartida por José Vasconcelos, el primer ministro de educación pública en la década de 1920, que utilizó fondos públicos para apoyar a los artistas y animarles a pintar murales en las paredes de los edificios gubernamentales, utilizando la técnica del fresco (yeso húmedo). Estos proyectos a menudo implicaban grandes espacios físicos y, por tanto, incorporaban las contribuciones de otros artistas y asistentes, apoyando otro concepto filosófico: que el arte podía ser una empresa de colaboración. Pero muchos de estos artistas también querían utilizar su arte para transmitir un mensaje social o político; por ejemplo, que los españoles explotaron y abusaron de la población indígena durante la colonización de Nueva España y que los políticos y la clase empresarial de los años 30 y 40 eran corruptos. En 1957, Siqueiros propuso al gobierno que se permitiera a los artistas pagar sus impuestos federales con su arte, a lo que el Estado accedió, aumentando así la posibilidad de que más obras de arte acabaran en un lugar público. Esta decisión se formalizó legalmente en 1975.

En la literatura, novelistas mexicanos como Mariano Azuela dieron vida a muchos temas de la revolución y a los fracasos de los regímenes posrevolucionarios. Los desvalidos de Azuela, por ejemplo, se convirtió en la obra de ficción más leída en el sistema escolar público, influyendo en la opinión de generaciones de adultos mexicanos. Otros autores contemporáneos retomaron importantes temas indígenas, presentando las culturas autóctonas bajo una nueva luz muy favorable. El dinamismo de la actividad cultural en México durante la época posrevolucionaria fue visto en el extranjero como un entorno creativo y de apoyo para artistas, fotógrafos, novelistas y artesanos extranjeros, como D. H. Lawrence, que pasó dos años en México y escribió La serpiente emplumada sobre la cultura indígena, y Katherine Anne Porter, que trabajó en México de 1918 a 1921, escribió varios relatos ambientados en México y dio a conocer los cambios culturales en curso en una obra de no ficción, Outline of Mexican Popular Arts and Crafts, en 1922. La revolución también estimuló la articulación de temas culturales orgánicos de México, incluso en la música clásica, representada por la Sinfonía India, la obra ampliamente interpretada del compositor Carlos Chávez, que utilizó su liderazgo del Conservatorio Nacional de Música de México, la Orquesta Sinfónica de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes para promover los temas indígenas en las composiciones e interpretaciones musicales y en otros medios. Estos temas indígenas se han dado a conocer fuera del país a través de las actuaciones internacionales del Ballet Foklorico de México desde 1952.

Revisor de hechos: Tom

Murales de los artistas mexicoamericanos

Los artistas mexicoamericanos han sido líderes entre los muralistas urbanos en los Estados Unidos. Sus grandes pinturas en paredes de edificios interiores y exteriores iluminan muchos paisajes urbanos. Muchos de sus murales representan la vida y la industria de la ciudad o bien representan alguna faceta de la historia y la cultura de los mexicanos y mexicoamericanos. Los murales chicanos se encuentran en barrios (vecindarios cuyos residentes hablan español) en todo el sudoeste, California y la región de los Grandes Lagos. El número de murales varía desde unos pocos en algunas ciudades, como Houston, a muchos cientos en Los Ángeles. A menudo muestran los complejos problemas políticos, sociales y económicos que enfrentan los mexiconorteamericanos todos los días. Los murales a veces son más importantes por sus temas que por su calidad artística.

Una de las muralistas más famosas de principios del siglo XXI es Judith Baca (1946–). Su trabajo más conocido es La Gran Muralla de Los Ángeles, un mural al aire libre de 13 pies de alto y media milla de largo, que se considera el mural más largo del mundo. Además de su trabajo como muralista y pintora, Baca ayudó a fundar el Centro de Recursos de Arte Público y Social (SPARC) en Los Ángeles, una organización que fomenta el desarrollo de artistas hispanos y ha sido responsable de más de cien murales nuevos en el ciudad de los angeles.

Las muchas formas de música mexicoamericana, desde conjunto (música de la frontera mexicana de Texas con acordeón de botones y guitarra mexicana de doce cuerdas) hasta rock latino, han revolucionado la música en todo el mundo y en los Estados Unidos. El cine, teatro, deportes, periódicos y revistas mexicoamericanos, y la danza, son parte integral de la cultura estadounidense. La cocina mexicana ha contribuido significativamente a los hábitos alimenticios de la mayoría de los estadounidenses, desde comidas rápidas como tacos y burritos, hasta comidas clásicas mexicanas que incluyen tamales, enchiladas, tortillas frescas y una variedad de salsas de chile y molé. De hecho, los sabores mexicanos se han convertido en una parte tan importante de la comida estadounidense, que la salsa que los estadounidenses ponen en sus mesas se ha convertido en un condimento más popular en los Estados Unidos que su antiguo recurso, el ketchup.

Autor: Black